Fidelidad rota: Roberto Carlos, una leyenda del fútbol, en el ojo de la tormenta por promesas incumplidas y un legado en peligro.
Roberto Carlos, una leyenda del Real Madrid y del fútbol mundial, se encuentra envuelto en una polémica que está dejando su reputación en entredicho. El astro brasileño aceptó un contrato con la empresa SoccerID para participar en un evento de meet & greet y otras actividades en la Ciudad de México. A cambio de una generosa suma de 80 mil dólares, equivalente a un millón y medio de pesos mexicanos en ese momento.

Sin embargo, lo que prometía ser un emocionante encuentro entre fanáticos y su ídolo se convirtió en una serie de cancelaciones y promesas incumplidas. La primera cancelación se debió a un evento del Real Madrid, lo cual fue entendible para muchos. Pero luego vinieron excusas cada vez menos convincentes, como la misa de la suegra y, en un momento realmente sorprendente, dejar plantado al avión que la empresa envió desde Miami.
Roberto Carlos, de ídolo a interrogante.
La paciencia de los organizadores y los afectados comenzó a agotarse después de cuatro cancelaciones de último momento en un año. En vista de los daños a la imagen de SoccerID y los costos adicionales incurridos, solicitaron un reembolso de los 80 mil dólares que habían pagado a Roberto Carlos. Sin embargo, el exfutbolista y su representante, Julio César, se negaron a cumplir incluso esta petición básica.

Se realizaron innumerables llamadas y mensajes durante tres meses, todos ellos documentados como pruebas de su falta de cooperación. Ahora, con la inauguración del restaurante del Real Madrid en México programada para la próxima semana. Roberto Carlos y Julio César parecen haberse desentendido por completo, diciendo a los afectados “ya háganle como puedan”, negándose a devolver el dinero acordado.
Este giro de los acontecimientos ha dejado una mancha en la carrera de un ícono del fútbol y su representante. La situación parece estar escalando hacia problemas legales, y queda por verse si finalmente cumplirán con sus obligaciones contractuales. La historia de Roberto Carlos sirve como un recordatorio de que, en el mundo del deporte y el entretenimiento, la reputación y la integridad son activos invaluables que no deben ser descuidados ni comprometidos por intereses financieros.
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